Escucho el murmullo del agua
Y el cantar de un templo
que alguna vez fue sagrado.
Siento el aroma de quienes salieron
de aquí bendecidos
El esplendor de un imperio
que hoy solo conserva sus ruinas.
Ningún reinado es tan poderoso
como para vencer airoso
la inclemencia del tiempo.
No ansíes primaveras eternas
ni veranos de esplendor
Porque todo lo que empieza acaba
El oro de ayer
Son las piedras desgastadas
del mañana
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