miércoles, 15 de mayo de 2013

Pintor de aguas turbulentas

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Azul es el color que predomina en la obra de Marco. Lo tranquiliza. Sentado en un tarro de pintura, convierte en acuario gigante a la pared de una agencia de turismo de Morro de San Pablo. Peces multicolores que se pierden en el azul del mar.
Pintando es como Marco cura sus heridas. Aunque para él, el arte es mucho más que eso. Es un don de Dios que le permite llevar la pesada carga de su vida.
Nació en Antives, Francia, en 1969. En 1993, desembarcó en Prenambuco, Brasil, una de las capitales del carnaval. Conoció a una lugareña, se enamoró y se casó. La vida le dio el remanso de dos hijos pero la turbulencia del desamor. Su esposa nunca lo comprendió, dice mientras pinta, jamás comprendió que el alimento del artista es la libertad. Sólo sin cadenas puede nadar en las turbulentas aguas de su existencia. Como los peces que hoy retrata. Naufragó en las costas del alcohol y se quedó solo, triste y sin medio centavo.
“Sufrí de chico, sufrí de grande y sigo sufriendo”, dice mirándote directamente a los ojos.
Pero no todo fueron llagas en sus manos de pintor. Las clases de arte que impartió en Pernambuco le trajeron satisfacciones. Nunca olvidará el día en el que sin querer se dio vuelta y con el pincel manchó una delgada raya el lienzo de una de sus alumnas. Pidió disculpas. Pero no hicieron falta. Asombrada, su discípula le explicó que esa ralla coincidía con la quebradura del barco que estaba pintando. Tal como mostraba la imagen del original. “Ahí fue cuando me di cuenta de que tenía un don”, revela mientras recarga el pincel con un azul marino.
Instalado en Morro desde hace 5 años, Marco no tiene más pertenencias que sus pinceles y acrílicos. A veces el sol del mediodía le anticipa la sed. Pero él sigue pintando, tras la mirada de los turistas que pasan en frente, por la Playa Dos. Hasta que se da cuenta de que han pasado 12 horas desde aquel aviso de su garganta.
Con erres gangosas asegura que seguirá pintando. Si llegara a quedar ciego, no importa. Se volcará a la escultura y modelará con sus manos la forma de su próxima vida. Una más piadosa, quizás.



Alojamiento: Paraiso do Morro. Terceira Praia S/N. (75) 36521121
Pasaje Morro / Bahía: 160 reales.
Alojamiento en Morro: 173 pesos argentinos por noche habitación doble.
330 reales (444 pesos una noche y media)
Cena en La Tabla: 52 reales, 135 pesos.
18 reales una clase de yoga.

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